En cierta época sería imposible que perdiese hora y media de mi vida en una historia sobre el conde Drácula que venden como «la leyenda jamás contada» con Tywin Lannister AKA Charles Dance haciendo de creador y Rickon Stark haciendo de hijo de Drácula. Pero el tráiler tenía algo que parecía centrarse en la oscuridad del personaje con unas imágenes realmente impactantes en una batalla. El resultado es un quiero y no puedo que consigue llegar al espectador solo cuando imita a otras películas. Por ejemplo, justo en el inicio, al describirnos la niñez de Vlad Tepes, nos describen la niñez de los espartanos en 300. Cuando nos presentan al vampiro maestro, no hacen más que mostrarnos al Drácula de Francis Ford Coppola (el final es muchísimo más Drácula de Bram Stoker que esto), de lejos, el mejor personaje del largometraje. Pero, por supuesto, no estamos viendo algo de Francis Ford Coppola, ni a un Gary Oldman sembrado, ni nada parecido.
La historia de Vlad se centra en la defensa de su pueblo contra los otomanos, quienes solicitan a 1000 niños para convertirlos en jenízaros, justo lo que hicieron en el pasado: el padre del emperador actual Mehmed II, solicitó lo mismo y el padre de Vlad accedió, haciendo que el pequeño Vlad se entrenase con sus enemigos. Ahora, Vlad está en la misma situación que su padre pero, en lugar de acceder a la petición otomana, decide luchar con la fuerza que le da su alianza con la leyenda de un vampiro que vive en unas cuevas. Sí, podría haberse realizado una gran película, seria e interesante, pero lo que vemos aquí solo es una amalgama de historia sin sentido. Sería un artículo larguísimo si empiezo a destripar todos los errores, pero uno de los más graves es la aparición y desaparición de personajes en las escenas. Es como si en el guion no se atendiese a razones cuando hay más de dos personas en pantalla, la sensación de «¿Y ahora de dónde sale este?», «¿Cómo hay tanta gente de repente?» o «¿Cómo ha llegado al mismo tiempo este tío andando con un crío que Drácula volando?» es continua y, a mí, por lo menos, no me ha dejado buen sabor de boca. Eso sí, el nivel de armas, armaduras, vestuario, localizaciones, etc., es asombroso para una película de tal calidad.
Lo mejor: diseño de producción y diseño de vestuario.
Lo peor: la historia y las incongruencias del guion.