Cinco películas que me hicieron dejar de odiar a su protagonista

Hay ciertos momentos en la vida en los que una película te hace cambiar de opinión sobre cierto actor o actriz, pasando desde un odio ilógico a todas las películas que protagonizan a querer ver todas las que tengan su presencia. Y he de reconocerlo, si no fuese por estas cinco películas que os enumero, probablemente no hubiese visto con los mismos ojos los siguientes largometrajes que protagonizaron sus actores.

Clive Owen ejemplifica para mí ese odio ilógico a un actor que, finalmente, acabas adorando. Y la culpa la tiene Hijos de los hombres (2006) de Alfonso Cuarón. El actor inglés no me convenció en sus primeras actuaciones importantes (Fuera de control, Amar peligrosamente, El Rey Arturo), pero no entendí su endiosamiento con Closer de Mike Nichols, donde su actuación me preció la peor de los cuatro protagonistas, teniendo en cuenta que entre los cuatro está la petarda de Julia Roberts. Pero luego llegó Cuarón y dejé de tenerle manía, aunque no fue hasta su personaje de John Thackery en la serie de Steven Soderbergh, The Knick, hasta que no se convirtió en un actor del que puedo ver cualquier película en la aparezca, incluso Intruders, sabiendo que es un bodrio como la copa de un pino.

Jake Gyllenhaal antes de Zodiac era Sosoman, un tío que ni me convenció en Brokeback Mountain ni en su mítico papel de Donnie Darko. Las expresiones de su cara no me decían nada hasta que David Fincher sacó lo mejor de él y de Robert Downey Jr. en un gran thriller demasiado infravalorado por el público en general. Sus últimas películas demuestran la gran calidad de sus actuaciones con claros ejemplos en Prisioneros, Enemy, Nightcrawler o Southpaw, por poner solo cuatro ejemplos de su gran trabajo interpretativo.

Hay un actor que ejemplifica la redención en su carrera cinematográfica, un actor llamado Matthew McConaghey. Su cambio hacia un cine más serio comenzó de la mano de Jeff Nichols con Mud, justo antes de que lo viésemos en True Detective o en la película que le valió el Oscar: Dallas Buyers Club. Por si fuese poco, su pequeño papel en El lobo de Wall Street ha quedado en las retinas de muchísimos espectadores aunque solo aparezca durante unos pocos minutos. Luego llegó Interstellar y su consagración como un actor al que tener en cuenta. Estoy deseando verlo en la adaptación de La Torre Oscura junto a Idris Elba.

Y qué decir de Ben Affleck, el tío chungo de Mallrats que se convirtió en estrella gracias a taquillazos y bodrios enormes como Armageddon, Shakespeare in love, Pearl Harbor o Daredevil. Hollywoodland marcó la senda correcta y Argo cambió totalmente mi opinión sobre el que siempre tendrá la carga de ser mejor director que actor. Por si fuese poco, ha conseguido cerrarle la boca a todos aquellos que criticaban su elección en el casting para interpretar a Batman en Batman v. Superman: El amanecer de la justicia y parece que estará ligado al universo DC durante bastante tiempo.

Por último, Rachel McAdams. La chica insoportable de El diario de Noa, Chicas malas o una anodina Irene Adler de las películas de Guy Ritche de Sherlock Holmes. Pero luego nos deleitó con una interpretación más que digna en la poco conocida Una cuestión de tiempo junto con Domhnall Gleeson y su gran papel en True Detective (de nuevo), lo mejor de una segunda temporada que se puede tirar a la basura. Junto con sus actuaciones en Southpaw y Spotlight puedo decir, sin lugar a dudas, que 2015 fue su año y que ya no le tendré manía a esta canadiense que se hizo famosa por sus comedias románticas.

Y vosotros, ¿tenéis algún actor o actriz a los que le hayáis dejado de tener manía por alguna película?