Director de películas como Piraña (1978), Aullidos (1981), Gremlins (1984), Exploradores (1985) o El chip prodigioso (1987), Joe Dante se convirtió en uno de mis directores preferidos de las típicas pelis chorradas, y es una pena que la última película que vi en el cine dirigida por él fue Matinee (1993) con John Goodman. Ese humor negro absurdo mezclada con películas de pseudoterror me encantan. Enterrando a la ex se estrenó en el Festival Internacional de Sitges en 2014 sin pena ni gloria y podríamos decir que, en resumen, así es la película. Se deja ver, nos hace reír, hay escenas muy divertidas, pero el pack completo queda bastante insulso.
La historia comienza con una pareja: él, un friki de las pelis ochenteras de terror serie Z, ella una pija asquerosa de las típicas que solo come productos ecológicos y mira por encima del hombro a los demás. Un día, en una heladería, la pareja conoce a la dependienta, una chica a la que también le gustan las mismas películas que él. La novia, celosísima, se enfada, y aquí queda la historia. Pero resulta que nuestro prota, interpretado por Anton Yelchin, se arma de valor para cortar con su novia: se da cuenta de que él no sería feliz en una vida de pareja así. Lo malo es que a la novia la atropellan justo antes de llegar al encuentro… y muere. Todo maravilloso, pensaréis que le sale todo de cara. El caso es que la heladera y el prota comienzan una relación pero su novia anterior vuelve a la vida en forma de zombi para recuperar a su amor. Ahí tenemos el conflicto, que se resolverá en menos de hora y media de duración. Enterrando a la ex es una película que no tiene muchas pretensiones pero quizá por ello sea capaz de sacar una sonrisa sincera al acabar el largometraje, sin dejar mal sabor de boca.
Lo mejor: Es divertida dentro de lo cutre que es.
Lo peor: Efectos especiales e historia sencilla, predecible y nada original.
Vale, creo que no hace falta que la vea 😛
Hace tiempo tuve una idea para una historia sobre el fantasma de una ex, pero la deseché porque no me pareció muy original, ahora veo que tenía razón. Podría llegar a ser divertida, pero tiene toda la pinta de quedarse a medio gas.