El puente de los espías viene a constatar lo que es una caída en picado de la calidad de películas dirigidas por el otrora genio de la ficción: Steven Spielberg. Veamos su trayectoria de más cercana a más lejana: Lincoln, War Horse, Las aventuras de Tintín, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal… Podría seguir diciendo nombrando películas que no hacen más que probar una teoría: ya no volveremos a ver al Spielberg de La lista de Schlinder.
Spielberg se ha venido acomodando en cierta zona de confort de Hollywood donde todos quieren trabajar con él porque es quien es y porque da la casualidad que es amigo de Tom Hanks, nombrado esta semana el actor más querido por el público estadounidense.
Ahora bien: ¿Es capaz de elegir una historia interesante y llevarla a cabo con diligencia? Sus últimas películas mostraban que no y en El puente de los espías tampoco. Este último ejemplo de su desidia cinéfila muestra una historia demasiado previsible y fantasiosa, aumentando los clichés de la Guerra Fría hasta niveles insultantes.
Lo que vemos aquí es a un abogado que defiende a un presunto espía soviético aunque todo el proceso se salta el habeas corpus. No pasa nada, tranquilos, que esta parte es la buena.
Lo peor viene cuando a este abogado le llega una carta y la CIA le insta a que vaya a negociar a Berlín, justo cuando se está construyendo el muro, para realizar un intercambio de rehenes. Esto se alarga hasta llegar a un nivel insufrible donde el director se dedica a mostrar que los estadounidenses son unos santos, buenos e inteligentes mientras que los rusos son estúpidos, rígidos y tiranos.
A lo mejor, si no hubiese leído libros donde antiguos espías norteamericanos cuentan el desastre que era la oficina central de la CIA en Berlín… Pero en fin, aún pasando esto por alto (con dificultad), la historia es una aburrida y monótona fantasía sobre un canje de rehenes. Es sorprendente que esté escrita por Matt Charman y los hermanos Coen.
Yay & nay
Lo mejor: La fotografía. El principio, con el juicio y la defensa de los derechos fundamentales del ser humano.
Lo peor: Esa defensa se olvida rápidamente, el resto de la historia no es interesante. El maniqueísmo de las descripciones de los bandos en la Guerra Fría. La banda sonora (digna de un telefilme).
Puntuación
A mí me resultó bastante lenta… no sé, me esperaba otra cosa supongo.