Últimamente el festival de Sundance se ha ganado a pulso el hashtag de #postureo, y Bestias del sur salvaje se lleva la palma. El año pasado se hizo con el galardón Como locos (Like Crazy, 2011), un año antes, Winter’s Bone (2010), ambas películas decentes sin llegar a ser infumables. Pero un claro ejemplo de lo que hablo es Precious y su afán por galardonar freaks, no vaya a ser que nos tilden de racistas o snobs. En Bestias del sur salvaje vemos esto con una tramposa voz en off que nos cuenta filosóficamente la vida tan cruda que lleva en un mundo casi completamente anegado por las aguas.
Pero no todo en la película es un bodrio infumable. Normalmente, las películas de #postureo suelen conllevar un gran cuidado por la imagen y por supuesto la fotografía es uno de los grandes valores, junto con la banda sonora. Aunque la música suena muchas veces de forma repetitiva a veces casi es el único modo de hacer entrar al espectador al drama de la niña protagonista y de sus visiones fantásticas.
Lo mejor: la fotografía.
Lo peor: la pretendida «modernez» y falsa poesía de toda la película.