No sabéis lo que me alegro de poder ver Balada triste de trompeta varios años después de su estreno. No porque sea un peliculón, ni mucho menos, pero sí da cierto contexto, alejándote de todo el carrusel de publicidad que «contaminaron» aquellas fechas. La peli de 2010 de Álex de la Iglesia comienza con una presentación entre lo surrealista, lo cruel y lo cómico, en la función de un teatro mientras se oyen las bombas alrededor en la Guerra Civil. La elipsis temporal hasta la trama desarrollada en el franquismo tardío se realiza con imágenes y fotografías en los títulos de crédito iniciales como un resumen de esas décadas oscuras de la historia española. La sabia elección de esas fotografías nos remiten a una época donde un payaso quiere formar parte de una compañía circense. Pero se enamora de la chica equivocada, la chica del payaso principal, maltratada hasta perder la consciencia.
No voy a decir que Balada triste de trompeta sea aburrida, porque no lo es, pero sí me ha parecido excesiva y con demasiados altibajos. Consigue sacar un buen puñado de carcajadas, pero en contrapartida vemos escenas atropelladas, alargadas o repetitivas, como Carolina Bang corriendo de un lado a otro. Y en la siguiente escena lo mismo. Gracias a que su nudo central es bastante simple, dos hombres luchan por el amor de una mujer que no se decide sobre a quién quiere más, uno no se pierde entre todo el reparto coral y subtramas que aportan más bien poco a esta comedia negra que pretende ser un poco gore. Bravo por la valentía de Álex de la Iglesia a la hora de estrenar un producto así, sobre todo por el tono cómico y apostar por Carlos Areces como actor principal.
Lo mejor: Varios momentos cómicos brillantes, sobre todo al inicio del metraje.
Lo peor: Se repite y alarga demasiado.
Recuerdo que cuando vi esta peli me dejó muy mal cuerpo y aunque en mi modesta opinión Alex de la Iglesia es Dios, su genio fue decreciendo a partir de La Comunidad. Esta peli me da cosica