Después de leer críticas de todo tipo de medios, me decidí a ver 12 Years a Slave (12 años de esclavitud, 2013), un poco obligada ya que fue la película que ganó el Oscar al mejor largometraje del año. He de decir que la primera película de Steve McQueen que tuve ocasión de ver fue Hunger (2008), con Michael Fassbender, su actor fetiche, y tras ella la polémica de Shame (2011). Estas tres películas tienen un denominador común, y no me refiero al actor germano-irlandés, sino al tratamiento del tempo.
Steve McQueen es capaz de aguantar el plano para darnos a entender los matices que desarrollan sus actores: la crueldad, el bloqueo emocional, la lucha, el pasotismo, la esclavitud en definitiva. La primera mitad de la película tuve la sensación de estar viendo una suerte de cuento de Charles Dickens o del Lazarillo de Tormes. Sin embargo, todo ese efectismo va perdiendo importancia a medida que avanza el metraje. Todo el buen hacer el director se transforma en un panfletillo morboso y sádico pero de manera que pueda entrar dentro de los cánones de la Academia de cine de EE. UU.
Lo mejor: Michael Fassbender, los planos abiertos, la fotografía.
Lo peor: que parece estar realizada para ganar el Oscar, que no parece que el protagonista se pasase 12 años como esclavo.