Siempre digo que he tenido una infancia afortunada gracias a que me pasé leyendo libros de El Barco de Vapor muchas tardes y noches. Mi padre predicaba con el ejemplo, devorando libros continuamente, así como hizo su padre.
Leer no solo te da conocimiento sobre la materia sobre la que estás leyendo o estimula tu imaginación, sino que cualquier libro tiene una función de educarnos a la hora de saber leer y escribir cada vez mejor, sin cometer faltas ortográficas o gramaticales.
Esto solía ocurrir con cualquier otro rótulo que pudiésemos ver en todo medio de comunicación que se apreciase. Por supuesto, siempre hay lapsus linguae, o erratas a la hora de teclear, pero muchas veces y, no sé si debido a la educación o el poco interés del emisor del mensaje sobre escribir bien, se suelen cometer muchas faltas de ortografía. Y no deberíamos estar acostumbrados a ver faltas de ortografía comunes, pasando del tema y convirtiéndonos nosotros mismos en otro actor más que sigue cometiendo los mismos errores.
Muchas veces me siento como una profeta iracunda que denuncia la hipocresía de nuestros tiempos (Network, 1976) o, lo que es lo mismo y más moderno, Will McAvoy en The Newsroom con su misión civilizadora, pero en lo que a la ortografía se refiere.
¿Por qué? Porque quiero que la gente escriba bien, para que se lea bien y, lo que es más importante, dos individuos se expresen adecuadamente en su lengua para que no haya malentendidos ni se dé mala imagen hacia fuera (clientes o proveedores). En la empresa donde trabajo, estos son los 15 errores más comunes y a la vez que dan una imagen pésima a quien tenga algo de sentido común ortográfico/gramatical.
1. Dijistes/vistes/trajistes
Sé que aquí saldrá gente diciendo que «dijistes» lo utilizaba Cervantes o que «vistes» lo utilizaba Quevedo o algo así. También hay que tener en cuenta que la Real Academia Española se fundó en el siglo XVIII y que ni los juristas escribían una palabra igual en un mismo párrafo. La conjugación correcta del pretérito perfecto simple de la segunda persona del singular es «dijiste», «viste» o «trajiste», nunca con una ese al final. Si se dice o escribe mal, me recuerda a los típicos programas del corazón donde no saben hablar (muchos de los «tertulianos» no se han leído un libro en su vida).
2. Exámen
Me ha encantado, esta semana, decirle a alguien en la oficina «Examen no lleva tilde». Lo de que te contesten «¿Pero no lleva acento?» tiene fácil solución: todas las palabras tienen acento, pero no todas llevan tilde. «Examen» es una palabra llana que acaba en ene, por lo tanto no lleva tilde según la regla de que no se acentúan las palabras llanas que acaben en vocal, -n o -s. Seguramente la confusión derive de la acentuación de «exámenes». Pero «examen» y «exámenes» son dos palabras distintas.
3. Que/cuando/como/cual/donde
«Cuando van entre interrogaciones llevan tilde, si no hay interrogaciones, no lo llevan porque no existe la pregunta». La primera vez que me dijeron eso, casi se me saltan los ojos de las órbitas. Me resulta bastante difícil leer aquellas frases donde no se acentúan cuando sí deberían acentuarse. Es decir, qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y adónde se acentúan cuando hay una interrogación o exclamación, pero ojo, esto no significa que tengan que existir los signos de interrogación y exclamación. Un ejemplo sería saber quién es esa gente que viene hacia aquí (con «quién» se pregunta indirectamente y con «que» no se pregunta nada).
4. A parte
¿A qué parte? Es lo que respondo cuando recibo un email con esto. Debo de ser odiosa, ya lo sé, pero me parece increíble que se permita poner esto en una comunicación a un cliente y que, aunque avises, se rían de ti y sigan enviando escritos mal. Punto y aparte, aparte de eso, pon eso aparte… «A parte» solo se puede utilizar con el sentido de llevar a parte de esa gente a otro sitio, por poner un ejemplo, es decir, funciona como a + parte. Aparte es una palabra en sí misma.
5. Porque/por que/por qué/porqué
Uno de los errores más comunes es confundir «por qué» por «porqué», y estos con «porque». «Porque» siempre es para responder a algo, «porque yo lo valgo«. «Por qué» siempre es una exclamación o interrogación (ver punto 3) y «porqué» es un sustantivo, «el porqué de las cosas«. Siempre se escribirá junto y acentuado cuando lleve un artículo delante. El «por que» siempre se utilizará si se puede sustituir por «por el que», es decir, sustituir por el que sea correcto.
6. A hecho/ha echo
Me encantan este tipo de errores, porque quien los comete nunca dirá que no sabe la diferencia entre hacer y echar, y que en realidad es una errata. Suele ser una errata si ves el error una vez cada cierto tiempo de la misma persona, pero si lo ves varias veces en la misma persona en un periodo corto, digamos el mismo error cinco veces en dos semanas, ya no se convierte en una errata.
7. Este aula/ese aula/aquel aula/los aulas
Este es uno de los errores que oigo más últimamente. En la lógica común tiene sentido, porque se debe hablar de «un aula» o «el aula» porque al comenzar por «a», hay que anteponer el artículo masculino. Pero «aula» es un sustantivo femenino. Siempre se deberá hablar de las aulas en femenino, salvo cuando se pone el artículo justo delante, es decir, solo será masculino cuando sea «el aula» o «un aula», y en singular. El plural ya serán «las aulas» y «unas aulas».
8. Deber/deber de
Mucho cuesta, pero en algún momento lo conseguiré: hacer que se sepa la diferencia entre el deber y la posibilidad. «Deber» debe utilizarse para denotar obligatoriedad o una suposición, y el «deber de» únicamente para indicar suposición. Es decir yo debo hacer una tarea, pero no debo de hacer una tarea. Pero los alumnos deben estar en clase puede significar que obligatoriamente están en clase o que suponemos que están en clase.
9. Mi/mí/tí
Para mí, poner tilde en todas las palabras en las que se tiene dudas, hiere mi sensibilidad. Si a ti no, problema tuyo. Empecemos por la más fácil: «ti» nunca lleva tilde. Nunca. Nunca. ¿Para qué? Es un monosílabo y no existe otra palabra igual. Sin embargo, «mi» y «mí» sí deben diferenciarse. La primera siempre va seguida de un sustantivo, como mi santa sensibilidad. La segunda, siempre va precedida por una preposición. En el ejemplo superior he puesto «para mí», pero también existe «contra mí», «a mí», «de mí», etc.
10. Bonus: cuando te intentan convencer de que escribes mal
Todos los ejemplos de arriba pueden ser cometidos por personas que no quieren reconocer que han cometido un error. Normalmente, si te equivocas al escribir porque no controlas del todo tu forma de teclear, siempre reconocerás tu error. Es esa gente que no quiere reconocer su error quien de verdad denota su falta de cultura ortográfica, la que da mala imagen a la empresa escribiendo mal y la que siempre dirá que interpretas mal un email cuando en realidad es imposible leer bien algo que está mal escrito.
Cuando pierdes tiempo releyendo el mismo email una y otra vez no es productivo. Esos emails deberían ser claros, concisos, directos al grano, con información veraz y que no dé lugar a equívocos. Con los errores ortográficos mencionados es raro que se den errores de comprensión, pero ayudan a la confusión del mensaje.
Nota: nótese que ni he mencionado los signos de exclamación e interrogación, un caso perdido en el español, único idioma donde se tiene un signo de apertura y de cierre para exclamaciones e interrogaciones.