Philomena está basada en hechos reales. Cualquier película que se anuncie a sí misma de ese modo tiene bastantes opciones de convertirse en un telefilme. Gracias a Stephen Frears esto no llega a ocurrir. Philomena es una de esas chicas que, del mismo modo que se cuenta en Las hermanas de la Magdalena (The Magdalene Sisters, 2002), al tener un modo de vida fuera del marcado por la sociedad ultracatólica irlandesa, es recluida en un convento esclavizada (trabajando gratis) y recluida, y obligada a dar en adopción a su hijo.
Años después, Philomena intenta buscar a su hijo con la ayuda de un periodista al que han despedido de una publicación «seria», y ahora descubrirá no solo que la personalidad de Philomena no es algo que pueda denominar como «una ama de casa del montón que ve programas que reblandecen el cerebro y con la vida marcada por la rectitud católica», sino que es una persona mucho más complicada, capaz de sorprender tanto al espectador como a Martin. Recorremos con Philomena todos los pasos en el viaje de búsqueda y saltando entre la comedia y el drama atroz continuamente.
Lo mejor: la interpretación de Judi Dench, la sorpresa que nos llevamos no al saber que su hijo es gay, sino que a ella no le sorprende y que, pese a ser católica hasta la médula, lo acepta y hasta fue capaz de saberlo desde el principio.
Lo peor: que esté basada en hechos reales puede dar bastante miedo.