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Todo el dinero del mundo (2017)

Mucho se ha hablado de Todo el dinero del mundo tras la sustitución de Kevin Spacey por Christopher Plummer. También ha dado para muchos memes. Incluso después del escándalo protagonizado por Spacey y su posterior sustitución, la última película de Ridley Scott me parecía desangelada, supongo que por el tema que trata y lo poco atrayente que me parece cualquier película «basada en hechos reales».

Pero tener la opción de verla en Prime Video y poder disfrutar de las actuaciones de unos cuantos actores hizo que por fin le regalase dos horas de mi vida. Más lo que tarde en escribir esta crítica.

Muchos alababan que Steven Spielberg estrenase, en un mismo año, Ready Player One y Los archivos del Pentágono. Ridley Scott también ha sido capaz de hacerlo con Alien: Covenant y Todo el dinero del mundo, siendo esta última objeto de los famosos reshoots para sustituir a Kevin Spacey por Christopher Plummer. Reshoots que, por otro lado, se realizaron durante nueve días y que, si no sabes que se hicieron, poco te vas a enterar de ello salvo en alguna excepción que es demasiado obvio.

La película comienza presentándonos el imperio de John Paul Getty, con unos cuantos flashbacks que te dejarían descolocado de no cuidar este tipo de escenas. La verdad es que Scott realiza un trabajo impecable retratando a los personajes principales, alterando la línea temporal para conocer qué derivó en el secuestro del nieto del magnate estadounidense. En esta serie de flashbacks conoceremos poco a poco la historia «actual» y la austera y rancia personalidad de uno de los hombres más ricos del mundo. Una personalidad que debemos conocer para comprender los hechos que se producen después.

Así que Ridley Scott nos cuenta cómo se produce y desarrolla el secuestro del nieto preferido del hombre más rico del mundo. Para ello se utilizan varios frentes: por un lado, la arrogancia del propio John Paul Getty, negándose a pagar el rescate por pura codicia, tratando el tema como si fuese un tema empresarial. Hacia el final del filme quedará en nuestro tejado la decisión de si este comportamiento es el deseable después de comprobar el resultado. No creo que haga spoilers si hablo de la rebaja inmensa de lo que solicitaban los secuestradores respecto a lo que se llegó a pagar. Con las consecuencias que tuvieron esas negociaciones.

Por otro lado, tenemos la visión de una madre desesperada, a la que únicamente le importa el bienestar de sus hijos tras negarse a seguir con la farsa de su matrimonio con el heredero del imperio Getty. Una farsa por la que no vería un centavo en su divorcio según vemos en la película. La interpretación de Michelle Williams en este aspecto como madre coraje es excepcional y realmente puedes creértela, ofreciendo al público un trabajo realista tal y como pide la personalidad de Gail Harris.

Para finalizar, cómo no, veremos la trama de los secuestradores y el secuestrado sabiendo, en todo momento, qué ocurre en cualquiera de los tres lados. Es quizá esta subtrama la que está peor dibujada, con una visión creada con muchos menos matices, mostrándonos unos secuestradores sin escrúpulos y que viven por y para el dinero (salvo la excepción del secuestrador amiguete del secuestrado).

Pero… un momento, ¿no es esa la imagen que se nos quiere dar de John Paul Getty? ¿Un empresario sin escrúpulos cuyo único aliciente en la vida es acumular dinero sin importar qué consecuencias emocionales tiene? La diferencia entre el magnate y los secuestradores no solo tiene que ver con la fortuna que acumula cada uno. Esa diferencia está cada una de sus motivaciones. Mientras que los secuestradores solo buscan dinero para financiar sus actos «terroristas», Getty acumula su dinero por el simple hecho de acumular. ¿Y qué motivación es peor o mejor? En Todo el dinero del mundo no se entra en este tema.

Se dice que Getty llegó a ser un drogadicto del dinero, con un ansia por tener más que nadie. Por eso era capaz de eliminar a sus propios hijos de su testamento por puro antojo. Un personaje implacable con su familia, con sus conocidos y con todo aquello que lo rodeaba y lo que no. Esa fue la razón de su éxito: aislarse de la sociedad para carecer de sentimientos para acumular riqueza. Al final, Ridley Scott ha hecho una película que critica el capitalismo más atroz. Incluso perfila a los personajes más humanos como los verdaderos perdedores. En definitiva, Todo el dinero del mundo es

Yay & nay

Lo mejor: Las interpretaciones de Michelle Williams y Christopher Plummer. La ambientación histórica. La fotografía.

Lo peor: El segmento central se desarrolla con demasiada lentitud. Los flashbacks pueden sacarte de la película al principio. Algunas escenas de los reshoots son demasiado obvias.

Puntuación

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Todo el dinero del mundo

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