Después de ver Mud (2012) y Take Shelter (2011), mi interés por ver el debut de Jeff Nichols en el cine se vio acrecentado, sobre todo cuando en su día se comentaba que el director era digno heredero del Terrence Mallick de Días del cielo (Days of Heaven, 1978) y Malas tierras (Badlands, 1973). Shotgun Stories tiene el mismo ambiente que las anteriores películas de Jeff Nichols, con su actor fetiche Michael Shannon al frente.
La historia se centra en tres hermanos, abandonados por su padre y criados por una mala madre que se enfrentan a los hijos que tuvo su padre tras dejar el alcohol y volverse «un buen cristiano». Los rencores entre las dos familias tras la muerte de su progenitor tienen dos visiones diferentes: la mala persona que era antes y lo buenísima persona que al parecer fue después. La construcción de los personajes se basa en unas pocas pinceladas al inicio del metraje, pero deja bien claro que cada uno tiene sus propias complicaciones y un trasfondo que deja claro el mensaje de que no todo es blanco ni todo es negro, sino que nos movemos en toda una escala de grises y en base a eso discurre nuestra vida.
Lo mejor: Michael Shannon.
Lo peor: el ritmo es demasiado lento por momentos.
