Estuve durante todo el visionado de Prisioneros (Prisoners, 2013) pensando en que me recordaba a otras películas como Zodiac (David Fincher, 2007), Mystic River (Clint Eastwood, 2003) o Adiós pequeña, adiós (Gone baby gone, Ben Affleck, 2007), pero la atmósfera y sobre todo el personaje central de la película (que no es el Hugh Jackman que interesa vender), el detective Loki (Jake Gyllenhaal), me recordó muchísimo al detective Rust Cohle interpretado por Matthew McConaughey en la serie de la HBO True Detective (2014-), sin llegar a las disertaciones filosóficas de este último.
En Prisioneros, la acción comienza tras la desaparición de las hijas pequeñas de dos matrimonios amigos el día de Acción de Gracias. El primer sospechoso es un chico de pocas luces llamado Alex Jones (otra gran actuación de Paul Dano, y ya van unas cuantas), pero pronto veremos que el argumento se complica cada vez más. De los 153 minutos que dura, todo lo que vemos tiene relación con el resultado final. Un final que me temía podría decepcionarme tras haber pasado más de dos horas ante un peliculón, pero que el director Denis Villeneuve ha sabido resolver.
Lo mejor: fotografía, actores, guion, montaje, música… y todo crea una atmósfera de thriller oscuro.
Lo peor: la forma en la que Loki se da cuenta de cómo está relacionado un colgante con el resto de la historia.
