Lady Bird no es eso que nos han querido vender. En realidad estamos ante otra película más en torno a personalidades adolescentes, con diálogos que pretenden ser interesantes, con un halo indie y escondiendo sus carencias tras unas interpretaciones más que notables.
En Lady Bird veremos cómo una adolescente, alumna de una escuela católica por motivos familiares, cree ver truncada su ambición de convertirse en artista. Esta pobre chica está tan perdida que incluso quiere renunciar a su nombre y obliga a su círculo que la llamen como ella quiere: Lady Bird. Tan perdida, que no asume quién es su familia ni dónde vive, es una mentirosa compulsiva para quedar bien con los demás, no tiene personalidad porque solo intenta agradar a quien cree más guay y el amor de su vida es un chico diferente cada poco tiempo. Vamos, como cualquier adolescente.
¿Qué nos ofrece, pues, Greta Gerwig con este relato? Quizá un relato de su propia madurez. Lo que vemos es, en realidad, lo que parece una historia basada en la propia adolescencia de la guionista y directora. Lady Bird trata sobre cómo una chica tan «rebelde» como la interpretada por Saoirse Ronan puede madurar pese a su forma de tratar a su mejor amiga y a su familia.
La película se convierte, entonces, en una oda a ese lado bueno de las personas, a que, en realidad, no hay nadie malo por naturaleza, sino dudas e indecisión, toma de decisiones errónea y aprendizaje por batacazos.
En realidad, lo que nos ofrece Greta Gerwig es el aprendizaje que todos hemos tenido en esos años en los que hemos sido rebeldes, en los que creíamos que teníamos la razón en todo y solo tras el paso de los años nos damos cuenta de lo equivocados que estábamos.
Lady Bird se estrella cuando intenta que nos creamos a la protagonista como la heroína. Reluce cuando Laurie Metcalf aparece en pantalla. De ese modo, solo es la trama entre madre e hija la que me ha hecho sentir algo. La relación de la prota con su amiga, sus novios o sus amigos me ha resultado de lo más anodina, poco brillante y hasta repetitiva. Por eso no entiendo cómo una película como esta ha podido llegar tan lejos en su carrera a los Oscar.
Al final lo único que he visto ha sido un interesante melodrama con interpretaciones más que interesantes pero con unas ideas a desarrollar poco originales y muy políticamente correctas. Esto último me provoca un mayor rechazo, si cabe, a lo que me quieran contar. Puede que gran parte de culpa provenga de las grandiosas críticas a Lady Bird y a mis expectativas, pero si bien se agradecen este tipo de relatos, no me parece, ni de lejos, la obra maestra que algunos pretenden vender.
Yay & nay
Lo mejor: La interpretación de Laurie Metcalf. Su poca duración. La trama madre-hija.
Lo peor: Una historia muy convencional. Personajes secundarios planos.