No lo voy a negar, a mí el tema sectas me da un poco de miedo. Puedo soportar espíritus, vampiros, monstruos y demás criaturas siniestras, pero las sectas me dan auténtico pavor, seguramente porque unas se mueven en el terreno de lo desconocido y las sectas conviven con nosotros de forma demostrada. Going Clear: Scientology and the Prison of Belief, documental de HBO que ahora se puede ver en Netflix, explora la Cienciología desde las experiencias de aquellos que han conseguido desvincularse de una organización tóxica, que les hacía creer en un método científico que les ayudaba a recuperar el control de su vida y cómo consiguieron abrir los ojos tras cinco, diez o treinta años de engaños. Incluso haciéndoles desconectar de sus seres queridos simplemente porque opinaban de diferente forma que los adeptos.
Lo más interesante, para mí, ha sido comprobar cómo es el método de enriquecimiento de la secta desde los inicios transformándose en el amasamiento de una fortuna gracias a la publicidad de famosos. Unos famosos que, por el método que se utiliza para captar, es muy probable que estén, en este momento, coaccionados por toda la información con la que cuenta la Cienciología, unos famosos atados de pies y manos, obligados a actuar a favor del culto bajo amenaza de publicar todos los detalles turbios en la prensa e intoxicar sus imágenes públicas. Os aseguro que sufriréis algún que otro escalofrío al descubrir la historia de Paul Haggis, quien ha terminado sufriendo acoso no solo hacia él como exadepto, sino también hacia su mujer, que nunca fue miembro de la secta. Going Clear es uno de esos documentales que hay que ver.
Lo mejor: La explicación de la evolución de la Cienciología no solo dentro de su organización y sus adeptos, sino también hacia fuera.
Lo peor: Solo sería que puede resultar un pelín largo, pero nada que no se pueda soportar.
Eu ao pensar en sectas sempre barallo no limbo ese de que é e que non é secta. Organizacións relixiosas, grupos que prometían e prometen curar toxicómanos e póñenos a traballar en condicións dudosas, e profesores de instituto e colexios militantes da UCE vendendo números do De Verdad en Príncipe. Uns amigos vigueses foran en tempos pola súa sede, e casi os captan.
Por Vigo andaban os do Patriarca nos 80 vendendo libros á saída da misa como na Guarda? na miña casa aínda aparece algún no fondo dos estantes.
Luís Cividanes
Estou totalmente de acordo. Iso de ir captando socios para encher arcas ou tendo como obxectivo algo escuro non forma parte só das denominadas sectas, moitas relixións consideradas oficialmente como tal compórtanse como organizacións sectarias, igual ca grupos como os que mencionas. Dá moito medo