La primera fue divertida, en la segunda comprobábamos el cansancio de la fórmula y, en Dando la nota 3, constatamos el fin de lo que nunca debería haber tenido una secuela. Y es que pasamos de una película universitaria en donde se rompían los convencionalismos impuestos por las estúpidas bandas y los clichés de las películas románticas a una típica película sobre unas chicas que se van de gira, con una trama sin demasiado sentido, dicho sea de paso.
La esperanza era encontrar un «villano» a la altura de Das Sound Machine de Dando la nota: Aún más alto, con Birgitte Hjort Sørensen (de Borgen y Game of Thrones) y el rapero-youtuber Flula Borg, quizá lo mejor de la primera secuela. Aquí no hay villanos, ya que las sosas de las Bellas intentan tener un número mejor que otros grupos llenos de clichés: los folkies, los raperos y las rockeras modelos, sobre todo estas últimas. Que, por cierto, dan bastante pena por no saber disimular que no saben tocar instrumentos.
Ya nada queda de aquella rivalidad graciosa con alguien como Bumper, tampoco hay gags políticamente incorrectos en los que las chicas buenas del grupo protagonista queden mal. Solo tenemos a un grupo de chicas que se van de gira por bases militares de Estados Unidos en Europa a intentar ganar un ¿concurso? de ¿música? contra otros tres grupos random que les dan mil vueltas. Aquí lo importante ya no es una rivalidad divertida con números musicales medianamente originales, sino buscar el novio para cada miembro del grupo.
Hasta la inclusión de John Lithgow como aliciente para darle algo de chicha al personaje de Rebel Wilson se antoja forzado para aumentar minutos en la trama. No tiene sentido y la película acabaría exactamente igual eliminando todas esas escenas.
Yay & nay
Lo mejor: Algunos gags graciosos.
Lo peor: Una trama sin sentido. Los objetivos de los personajes. Los números musicales.
Suele pasar con las secuelas de este tipo de películas, siempre terminan dando la nota, en esta literalmente.
Es una pena porque a mí sí me gustó la primera… por las risas. Después del fiasco de la segunda deberían haberlo dejado morir.
El dinero es el causante de semejantes fiascos y al final encontrar algo digno es ardua tarea en las carteleras. Pues me apuntaré la primera entrega porque me da que se me pasó en su momento.