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Son of a Gun (2014)

Son of a Gun

Son of a Gun empieza como una película carcelaria: vemos al típico abusón, al matón de turno y al nuevo, Brenton Thwaites, que nos suena de El corredor del laberinto. La verdad es que tiene muy buena pinta: su personaje se va acercando a uno de los tipos duros, el personaje interpretado por Ewan McGregor, gracias al ajedrez. Todo estaba saliendo a pedir de boca hasta que el grupo sale de la cárcel, preparan el robo de los lingotes, como es normal no sale como planearon y luego viene el final con la chica. No hay nada, repito, desde que salen de la cárcel, que me haya hecho decir «bueno, por lo menos esto es bueno». Solo puedo hablar bien del acento australiano que pone el escocés de McGregor, porque del resto la verdad es que cada cual, peor.

Ni inteligente, ni intensa ni genuina, ni cine criminal de alto octanaje. Que te pongan en el cartel frases en letra grande impactantes, pero de revistas o periódicos que nadie ha oído hablar en España. Está claro que no sería lo mismo indicar lo que nos dicen los críticos de nuestras revistas patrias más conocidas: Fotogramas y Cinemanía. En la primera, nos hablan de buena factura pero con un guion a la deriva ya que «a veces parece no una, sino cuatro películas cosidas caprichosamente». En la segunda, hacen hincapié en que en cierta medida «se estanca, se queda enfangado en la indecisión, entreteniéndose en nimiedades, como si no quisiera contar lo que de verdad quiere contar, como si le diera vergüenza», es decir, en realidad es una peli romántica y no una de acción.

Lo mejor: la estrella de Mario está ahí por la parte de la cárcel.

Lo peor: es un cliché tras cliché.

Estrella-amarilla1

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