Cuando una amiga en el cine me dijo que cuando fue a ver Perdida al cine, una señora salió diciendo que era una peli de terror, supe que David Fincher había vuelto por sus fueros. Los de Zodiac (2007), se entiende. Para mí, la película protagonizada por Jake Gyllenhaal y los dos primeros capítulos de la serie de Netflix House of Cards (2013-) marcan el punto álgido de su carrera por su mezcla de thriller y «terror», aunque muchos prefieran destacar El club de la lucha (1999) o La red social (2010), e incluso Seven (1995). Y no me equivocaba. David Fincher saca oro de una historia bastante alocada y es capaz de mostrarnos a un perdedor como el personaje que interpreta Ben Affleck y a una, digamos, mujer especial interpretada por Rosamund Pike destacando lo mejor de las dos interpretaciones. Durante la primera mitad de la película no sabemos qué pensar de la situación creada hasta que, de pronto, empieza a sonar una voz en off. Ese momento marca un punto de inflexión en el desarrollo del guion de Gillian Flynn, autora también de la novela en la que se basa la película.
Como siempre, Fincher es capaz de crear un ambiente enrarecido, esta vez contando con la colaboración Trent Reznor y Atticus Ross en la banda sonora original, con los que ya colaboró en Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres y en La red social. El problema reside en el flojo guion que hace aguas en la segunda mitad mientras el director intenta tapar el sus deficiencias con la experiencia de saber jugar con el espectador. El cansancio se hace notar ya en el tramo final, donde podría haber como cuatro finales diferentes y se alarga demasiado la historia.
Lo mejor: el dúo protagonista, la ambientación.
Lo peor: el guion en la segunda mitad del metraje.
