He de confesar que llegaba con prejuicios: otra peli más sobre la guerra civil, en la que un héroe se erige el «salvador» (o algo así) de unos inadaptados en el sur de Estados Unidos. Sorprendentemente, son los momentos de guerra civil estadounidense y su transcurso inmediatamente posterior lo más interesante y mejor conseguido. Claro que lo que no ayuda es que, a partir de cierto punto, se dediquen a interrumpir la acción con unos flash-forwards que nos trasladan a la época en la que está ambientada Matar un ruiseñor y hasta casi su escenario. Se dedican a meternos directamente en un juicio donde se debe esclarecer si un hombre es blanco o negro ahondando en sus raíces, es decir, si el personaje de Newton Knight tuvo un hijo con una negra o con una blanca.
La historia nos narra la deserción del mencionado Newton Knight después de ver lo que ocurre tanto en la guerra como a las familias que se quedan en sus casas. Tras pasar un tiempo en una especie de campamento de desertores, crea un grupo de bandoleros que acabará formando los hombres libres del condado de Jones, sin diferenciar entre sexo o raza, sino entre pobres y ricos, dejando en evidencia que la guerra es una pelea de ricos en la que luchan los pobres. Pero a medida que avanza la trama dejamos lo más novedoso a un lado y entramos en una dinámica de peli del montón: el protagonista se vuelve el jefe, da discursitos, defiende a los débiles por encima de todo, la negra que no es tan negra y tiene una relación con el prota, el comienzo del KKK con lo mismo una y otra vez… Me cansa porque era lo que me esperaba encontrar. Me apena que se quiera abarcar un periodo de tiempo tan largo de la historia, quizá, si se hubiesen centrado en una época, estaría todo bien atado y sin tramas que lo único que hacen es alargar el metraje sin aportar nada interesante.
Lo mejor: La primera parte de la película, la presentación de la guerra y la deserción, la presentación de las mujeres y niños que se quedan en sus casas «aportando» todo lo que tienen para el ejército.
Lo peor: Los saltos hacia delante en la trama cuando aparece un letrero enorme en pantalla que dice «1859» y, sobre todo, los saltos al juicio de los años 40.
La vi hace poco, me pareció regular, me gustó que tiene su contenido ideológico y entiendes muchas cosas del contexto, pero salvo el protagonista me parece que todos los personajes eran referenciales, de cartón, sólo estaban allí, al final pierde algo de fuerza el conflicto.
Saludos.