Everybody's Fine (2009)

Pese a que el cartel indicaba un Photoshop disaster, me negaba a creer que una peli con Sam Rockwell fuese un desastre total. Y en realidad no lo es. Todos están bien es un drama familiar sobre un padre que quiere juntar a sus cuatro hijos a la mesa. Tras una invitación en la que ninguno se presenta, decide ir a visitar a sus vástagos uno por uno, ya que están desperdigados por todo Estados Unidos, para comprobar que todos y cada uno han fracasado en la faceta más importante no solo para ellos mismos sino también en la que creía el padre. Sin embargo, los hijos se niegan a reconocer su fracaso y deciden fingir que toda su vida es perfecta. Por lo menos delante de su padre.

Esta película es, en realidad, un remake de Están todos bien (1990) de Giuseppe Tornatore, que pese a lo que estéis pensando, sí está a la altura no solo en la interpretación del padre viudo desilusionado encarnado por Robert De Niro, sino que además el director, Kirk Jones, ofrece una visión creíble sobre el fracaso del sueño americano de conseguir todo lo que te propongas tan sólo por intentarlo. Normalmente, los convencionalismos nos traerían un final made in Hollywood, feliz, con una reconciliación de los hijos con su padre, un padre que nunca estuvo presente en aquellos momentos donde se le necesitaba: la infancia. Así que, cuando se queda viudo, no solo se queda solo por la falta de su mujer, sino que se queda sin la madre de sus hijos, la que era confidente de todos los secretos de la vida de todos ellos. Se agradece que Kirk Jones no opte por la lágrima fácil, nos muestre una película con actuaciones decentes y un hilo conductor acertado. No lo negaré, es un melodrama, pero me alegro de ver a Robert De Niro en un papel no cómico.

Lo mejor: La actuación de Robert De Niro.

Lo peor: El giro final poco creíble.